Este libro nos instala de pleno en un campo que puede llamarse CLÍNICA FORENSE y que resulta de una relación entre la Psicología y el Derecho. Las autoras, con sus 30 años de experiencia, nos lo muestran suscitando tanto interés como curiosidad por ese intrincado espacio. Esto hace que esta obra resulte insustituible para los que quieran adentrarse en la práctica de este campo. Las autoras han creado e implementado una variedad de recursos a fin de reunir una información significativa de las familias en conflicto en el breve tiempo y con la economía de recursos imaginables. Se hace evidente el carácter investigativo de esta indagación, práctica en cuanto su posibilidad de uso dadas las circunstancias, pero sumamente rigurosa en cuanto a su evaluación y puesta a punto, como se verá en la serie de indicadores generales y específicos del funcionamiento vincular. Las autoras de este importante y novedoso libro presentan en la segunda parte una serie de historiales que ejemplifican la práctica que proponen. Precisamente en varios de ellos figura el término «cuestionar»: modo de interrogación acerca de lo que se ha tornado dudoso, discutible, que ha dejado de estar firmemente establecido aunque se suponga que todavía se mantiene firme, lo que se ha tornado problemático en el sentido de que las soluciones previas ya no resuelven. Es posible que ello abarque los lugares de la familia, pero también la consistencia del mundo familiar tradicional así como la del mundo social.«Lo interesante es que lo producido en conjunto siempre causa asombro». Esta frase de las autoras describe excelentemente esa capacidad de descubrimiento, de novedad en cada uno de los casos agrupados por la clínica forense. Indica además una apertura hacia lo incierto en lo que imaginariamente es considerado permanente, como puede serlo una familia; y ello nos es mostrado desde la perspectiva de los conflictos que los llevaron al ámbito judicial. Este libro marca un camino que debiéramos recorrer.