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Descripción

La “crisis planetaria” es el resultado del insuficiente decrecer de los riesgos no previstos y tradicionales relacionados con la falta de recursos básicos la agricultura no sostenible el desarrollo socioeconómico desigual y los ambientes no conducentes a comportamientos saludables. Desafortunadamente, en la mayor parte del mundo “la salud mental y los trastornos mentales las autoridades no le entregan la misma importancia que a la física en rigor han sido más bien objeto de ignorancia o desatención”. A su vez, en los inicios de 2021 la OMS proyectaba un incremento en la carga de los trastornos mentales en los próximos 20 años, sin embargo, es necesario denunciar que este análisis de datos predictivos ya es un acontecimiento que está sucediendo sin precedentes para nuestra civilización, todos estos cambios sociales económicos tecnológicos y sanitarios implican una irrupción y reflexión en los procesos educativos que garantice equidad y excelencia.

Algunas investigaciones suponen que la educación “solo ha considerado la enseñanza de conceptos, más cercanos a lo cognitivo que a lo emocional” la educación tiene como propósito primordial el avance y desarrollo integral de la estructura de personalidad. Respecto a los acontecimientos planetarios que han venido sucediendo durante décadas es indiscutible que la “educación emocional” debe ser pensada por un sello institucional de cada país, promulgando e imple-mentando un programa cuyos fundamentos se integren en modelos como la inteligencia emocional y competencias socioemocionales entregando procedimientos adecuados para la educación emocional en “enseñadores & enseñados” docentes profesionales niños jóvenes y adultos. La mayoría de las investigaciones apuntan, que no fue hasta finales del siglo XIX donde el estudio de las emociones salió de su modesta posición dentro de los paradigmas científicos posicionándose como el equivalente a la razón por la carencia de la voluntad que afectaba a las personas.

Los sentimientos han estado tradicionalmente desfigurados y despreciados por la “ceguera del conocimiento tradicional” siendo imprescindible exhibir los problemas centrales que continúan ocultos y olvidados y que son obligatorios en este siglo de incertidumbres mundiales, el saber científico que patrocinaba esta condición humana debe destapar los profundos misterios concernientes a la pertinencia de lo emocional para ser atendida en el desarrollo global de la condición humana.