Descripción
Este libro interroga a la “educación” emocional desde la persistencia de lo común hacia una pedagogía del encuentro. Nos propone ampliar nuestra mirada a través de diferentes subversiones o narrativas, dando paso a la complejidad, propia de la afectividad humana, desde una disposición abierta, pluridimensional y de derechos.
Apunta a visibilizar la red de representaciones y de discursos que a modo de hebras de diferentes madejas se ofrecen a ser trenzadas y enlazadas para seguir pensando nuestras prácticas.
En tanto el mundo tienda a las escisiones, a los binarismos, a la “individualidad” y a la expulsión de lo distinto, surge la necesidad de volver a pensarnos trama, rescatando la dimensión común de la existencia en un universo múltiple y diverso.
La complejidad y la vertiginosidad de estos tiempos nos pide que nos detengamos para mirar, escuchar y abrazar a las infancias y a las adolescencias sin condicionamientos, exclusiones ni privilegios, sin reducir sus sentires a interpretaciones que distorsionan sus realidades con generalizaciones, con estigmas o con respuestas automáticas para disciplinarlos. Estas modalidades de respuesta los autocentran y los alejan del derecho a “ser con lxs otrxs” compartiendo un lenguaje propio y a la vez común.
Este libro pone en juego diferentes modos de ver como el de Suely Rolnik, David Le Breton, Edgard Morin, Byung-Chul Han, Gilles Lipovetsky, Baruch Spinoza, Emmanuel Lévinas, Donna Haraway, Paulo Freyre, Emilia Ferreiro y John Berger entre otras perspectivas, incluyendo las poéticas.
Apunta a delinear caminos posibles para construir una escuela que aloje las diferencias, que contenga afectivamente a los miedos, al enojo o a las tristezas de lxs niñxs y lxs adolescentes, como así también a sus alegrías y a todos sus sentires para que permita que la confianza y el afecto nutran los vínculos pedagógicos.