Para algunos, leer es simplemente comprender lo que está escrito. Pero leer también es imaginar nuevos campos de sentidos posibles y abrirse al cuestionamiento reflexivo de lo dado, incluso al de la propia identidad. Y es que, al leer, los textos nos afectan. Lejos de un simple y aséptico mecanismo instrumental de comprensión, la lectura es al mismo tiempo promesa de placer y riesgo de vulnerabilidad. Por eso no para todos los niños es fácil leer lo que está escrito.
El trabajo clínico con esos niños muestra que para ellos la experiencia de la lectura se ha reducido ya sea a una mera habilidad de descifrado y comprensión de lo ya-pensado por otros, ya sea al puro despliegue de los sentidos propios desasidos de las significaciones compartidas.
Estas problemáticas de la lectura no pueden ser confundidas con déficit instrumentales o constructivos. Para comprenderlas, este libro propone una conceptualización que inscribe la lectura en el marco de la teoría psicoanalítica y un dispositivo específico que permite indagar los procesos de imaginación y reflexión en la lectura dentro de la clínica psicopedagógica.