Este libro aborda la oposición entre lo nuevo y lo tradicional en educación, sin elogiar lo primero ni proponer un regreso nostálgico a lo segundo. Busca salir del espejismo dibujado sobre esa vieja oposición y pensar (desde la pausa de un paréntesis) en todo aquello que ese esquema binario no deja ver. Se pregunta qué discursos conservadores se disfrazan de novedad y qué sentidos de la vida escolar se atenúan cuando algo es rotulado como tradicional.
Analiza las críticas dirigidas a la escuela y diferencia las formuladas por la Escuela Nueva y las pedagogías críticas de las que se plantean hoy desde una postura gerencialista y economicista. Distingue entre el alumno como oprimido o como cliente y entre el docente como un intelectual público o como un emprendedor; ya no se trata de distinguir entre lo nuevo y lo tradicional, sino entre las críticas de la vieja escuela nueva y las del (pseudo)escolanovismo de mercado.
Esta obra propone un recorrido en clave pedagógica a través de algunas palabras potentes, como conversación, cuidado o confianza, que vale la pena volver a pronunciar en la escuela.