¿Qué es escribir? ¿Cómo llega el niño a poder hacerlo? ¿Qué procesos se tienen que cumplir en su propio cuerpo para que las operaciones de la lectoescritura sean posibles? ¿A qué niveles hay que intervenir terapéuticamente cuando algo se trastorna o se detiene en la adquisición de estas capacidades simbólicas? ¿Y cómo se continúa la escritura del propio cuerpo y de sus imagos especulares a lo largo de toda la existencia, mucho más allá de la niñez, tal cual lo testimonian necesidades subjetivas como las del tatuaje y de la subversión del atuendo en la adolescencia? Por fin, ¿qué teoría general de las escrituras del cuerpo es preciso construir a fin de articular estas y otras cuestiones? Éstas son algunas de las preguntas decisivas que se plantean en Dibujos fuera del papel, surgidas a partir del tratamiento de diversas patologías graves tanto de pacientes adultos como de niños y adolescentes, por lo cual su interés no se restringe a una edad específica. Preguntas que nacen asimismo de observaciones psicoanalíticas de situaciones cotidianas, paradigmáticas de la vida humana –de allí el estudio que el libro emprende sobre las funciones subjetivantes de la caricia y del acariciar– y de experiencias en otros campos, como el de la música. Ello lo hace un texto naturalmente abierto a lo interdisciplinario.