Queremos hablar de títeres y resiliencia porque entendemos el arte como un puente maravilloso hacia lo lúdico y hacia la posibilidad de trabajar desde un lugar protegido temas que, de otro modo, serían muy difíciles de abordar con niños pequeños.
El títere como objeto intermediario nos permite transitar por un mundo de fantasía en el cual como docentes encontramos un espacio ideal para revalorizar y fortalecer las aptitudes naturales de cada pequeño.
Muchos de nuestros niños no son cotidianamente abrazados, protegidos, escuchados, y es en la escuela en donde, muchas veces, encuentran el espacio de reconocimiento.
¿Y quién puede ser un adulto saludable si no se sintió amado y valorizado en algún momento de su vida?
El arte ha acompañado al hombre a lo largo de los tiempos. Es un modo de expresión universal que no tiene edad ni clase social y permite la maravilla de la comunicación entre las personas. Favorece la autoestima, posibilita el humor, potencia la creatividad y genera autonomía… siendo éstos pilares fundamentales del constructo resiliencia.