Todo el tiempo escuchamos o decimos “entonces no podemos comer nada”, “todo
lo rico engorda o hace mal”, “hay que comer sano”, “no tenemos tiempo para cocinar”,
“la culpable es la comida chatarra”, “la sal, azúcar y grasas nos están enfermando”,
entre tantas otras…
El objetivo de este libro es democratizar la información, derribar mitos y asumir
realidades relacionadas con la producción de alimentos, para no solo cuidar nuestra
salud en el ámbito personal o familiar, sino también ser ciudadanos participativos en
cuanto a la mejora.
Nunca existieron tantos libros, programas de televisión, películas, blogs, etc. relacionados
con la comida, ni tantas publicidades, mayoritariamente engañosas, que
insitan al consumo de alimentos industrializados.
Nunca los kioscos tuvieron los tamaños que tienen ahora, atiborrados de verdadera
chatarra comestible, ya que lo que no alimenta y encima enferma, no puede ser llamado
alimento. Son una verdadera muestra de los cambios de hábitos alimentarios.
Otro ejemplo son los supermercados, donde las galletitas y panificados industriales,
los congelados, las gaseosas y los embutidos y lácteos ocupan la mayor superficie y
las legumbres, frutos secos y cereales que no sean harina de trigo, hay que buscarlos
con lupa, o brillan por su ausencia.
Primus non nocere. (Lo primero es no hacer daño) dice un viejo adagio médico.
A continuación algunas definiciones relacionadas con las formas de producción de
alimentos.